EL PODER DE DIOS PARA SANAR

Lucas

Capítulo 05

5:17 Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. 

Seguiremos hablando del poder de Dios. Y esta vez podemos ver claramente que dice que el poder de Dios estaba con Jesús para sanar. Muchos piensan que el poder de Dios es solamente para salvación o que es para cosas “más importantes”. Para que molestar a Dios con esto si yo puedo hacerlo solo. Pero, Dios quiere estar en cada paso de nuestras vidas, hasta en las cosas más pequeñas. La Biblia dice que cuando Jesús llegó a la casa de Pedro encontró a la suegra de este en cama con fiebre, y la sanó. Cualquiera podría decir: si solo es fiebre, no es para tanto. Pero, Jesús demostró que si era importante y que a Dios le importaba su situación. Si a Dios le importa cuando una persona tiene fiebre, como no le va a importar cuando tiene algo más complicado, y para Dios es igual sanar una fiebre , que sanar el cáncer, la cirrosis o cualquier otra enfermedad. El mismo poder que toca a las personas para que entreguen su vida a Jesús, es el mismo poder que toca a las personas para recibir sanidad de cualquier enfermedad. Y vemos que aquí Jesús estaba enseñando la palabra. Dios puede operar de diferentes maneras, pero por lo general, la manifestación del poder de Dios para sanar se da después de enseñar la palabra, después de haber hablado de Jesús y haber hablado de su poder sanador. Esto se debe que es más fácil que una persona pueda creer en el poder sanador de Dios, cuando ha escuchado acerca de Dios y lo que él puede hacer a través de Jesús y su poder sanador, que cuando la persona no tiene conocimiento de que Dios lo quiere sanar o que su poder sanador puede sanarlo de cualquier enfermedad, incluso si esta es llamada INCURABLE.

De la misma manera que Dios puede perdonar cualquier pecado, desde el que miente hasta el que mata, él puede sanar toda enfermedad, desde la fiebre hasta el cáncer o el sida. Para Dios es igual, no le importa cuán grande es nuestro pecado, si le creemos que él es nuestro SALVADOR, él nos PERDONA, de la misma manera no le importa que tan grave sea nuestra enfermedad, si le creemos que él es nuestro SANADOR, él nos SANA.

El poder de Dios para sanar está en cada uno de los que hemos proclamado Jesús como nuestro Señor y Salvador. El mismo poder que acompañó a Jesús nos acompaña a nosotros en todo lugar, y podemos usar ese poder para restaurar nuestros propios cuerpos y también para ayudar a los demás, mostrando que Dios es el mismo y que nunca cambia. Me gusta lo que Jesús les decía a sus discípulos, él los mandaba a sanar a los enfermos, cuando los envió a los pueblos a predicar su palabra, no les decía oren por los enfermos que encuentren, les decía: “SANEN A LOS ENFERMOS QUE ENCUENTREN”

Mateo 10:7-8 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

Lucas 9:2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.

 Lucas 10:8-9 En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante; y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.

Estoy seguro que Jesús nunca mandaría a sus discípulos a hacer algo que no podrían hacer. Y estoy más que seguro que Jesús no nos mandaría a hacer algo que nosotros no podemos hacer. Y lo mejor de todo es que no nos manda solos, él nos ha dejado al Espíritu Santo que es nuestro ayudador y el poder de Dios para hacerlo.

Estoy seguro que si alguien hiciera una declaración como la que hizo Jesús, “SANEN A LOS ENFERMOS” mucha gente le diría: Y tú que te crees para sanar enfermos, solo Dios puede hacerlo. Nosotros solo oramos y si Dios quiere lo sanará, eso está solo en su voluntad. Suena muy bonito, pero eso es lo mismo que le decían a Jesús los fariseos porque no estaban acostumbrados a que un hombre hablará con tal autoridad. Pero Jesús sabía quién era y lo que tenía: Era el hijo de Dios y tenía el Espíritu Santo y el poder de Dios. Nosotros debemos saber quiénes somos: Somos hijos de Dios y tenemos el Espíritu Santo y el poder de Dios. No digo que seamos igual que Jesús, pero tenemos los mismos derechos y las mismas bendiciones que él ganó y dejó para nosotros. Solo tenemos que acostumbrarnos a vivir en lo sobrenatural. La vida sobrenatural debería ser natural en nuestras vidas. Deberíamos ver el poder de Dios cada día en nuestras vidas. Jesús nunca enfermó y caminó sanando a los enfermos porque el poder de Dios para sanar estaba con él, el poder de Dios para sanar también está en nosotros, pero ¿Estamos viviendo de la misma manera? ¿Por qué no podemos vivir como Jesús y sus discípulos vivieron? La respuesta es muy fácil: Porque no CREEMOS que tenemos ese poder en nosotros, y si lo creemos NO LO USAMOS. Tenemos que decidirnos a creer y veremos nuestros cuerpos restaurados y el poder de Dios para sanar que está en nosotros tocando la vida de las personas que lo necesitan.

Si tú estás leyendo esto, tienes que saber que si has hecho a Jesús el Señor de tu vida, tú tienes el poder de Dios para sanar en ti, y si aún no has hecho a Jesús el Señor de tu vida y quieres recibir este poder para sanar, solo necesitas tomar una decisión.

Si esta es tu decisión, si quieres entregarle tu vida a Jesús para que él transforme tu vida por completo, haz esta oración con todo tu corazón:

 Padre nuestro que estás en los cielos, este día me acerco a ti para proclamar a Jesús como mi Señor y Salvador, te pido que perdones todos mis pecados y que entres en mi vida. Te abro mi corazón para que entres y hagas de mí la persona que tú quieres que sea. Amén