Los Salmos
Capítulo 103
103:2 Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
103:3 El es quien perdona todas tus iniquidades,
El que sana todas tus dolencias;
Muchas personas se equivocan al pensar que el único beneficio que Dios nos ha dado a través del sacrificio de Jesús en la cruz es el perdón de nuestros pecados. Estamos de acuerdo en que es el principal, pero no es el único beneficio que tenemos. Por eso, David en este salmo le habla a su alma, quiere decir, que se está hablando a él mismo, a su mente, a su cuerpo, a todo su ser para que no olvide NINGUNO de los beneficios del Señor. En esos tiempos el perdón de los pecados se recibía de una manera diferente y tenían que hacer muchos sacrificios, porque la sangre de los animales sacrificados sólo cubría sus pecados, no los limpiaba. Jesús aún no había venido, pero David entendía que de la misma manera que Dios perdonaba sus pecados, la sanidad de sus cuerpos también estaba incluida en esos sacrificios. Cuánto más ahora, que Jesús por medio de un solo sacrificio, que es eterno, y derramando su propia sangre, nos ha dado un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Si antes de Jesús estaba incluida la sanidad del cuerpo, ¿Por qué pensar que después del sacrificio de Jesús, la sanidad no está incluida para TODOS? Lo que pasa es que a veces olvidamos TODOS los beneficios que Jesús ganó para nosotros y nos centramos solamente en el perdón de pecados, pensamos que eso es suficiente y no decidimos creer por los demás beneficios, de la misma manera que decidimos creer en Jesús para el perdón de nuestros pecados. El mismo sacrificio que nos dio el perdón de pecados, es el mismo sacrificio que nos ha dado la sanidad de nuestros cuerpos. David sabía esto y por eso le repite a todo su ser: “NO TE OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS.”
Si podemos creer con tanta facilidad, que si le pedimos perdón a Dios por nuestros pecados, él nos perdona al instante, debemos creer que si le pedimos por la sanidad de nuestros cuerpos, él también nos sana al instante. Si creemos en uno tan fácilmente, debemos creer en el otro también. El punto está en CONOCER que ambos son parte de nuestros beneficios ganados por Jesús en la cruz del Calvario. La salvación de Jesús incluye perdón de pecados, sanidad, libertad, prosperidad, etc. no solo se trata de “ganar el cielo” como algunos dicen, sino de vivir la vida abundante de Dios aquí en la tierra, gozando de TODOS los beneficios que Dios nos ha dado. Son nuestros, Cristo ya hizo el sacrificio para conseguirlos, ahora depende de nosotros no olvidarnos de ellos y creer que son para nosotros HOY. No podemos creer en algo que no sabemos. En la medida que comencemos a conocer y creer TODO lo que Dios nos ha dejado, vamos a gozar de TODOS sus beneficios.
La palabra de Dios dice que TODO aquel que invocare el nombre del Señor, será SALVO. Si aún no has recibido este maravilloso beneficio de la SALVACIÓN, es decir, la seguridad completa de que Dios ha perdonado tus pecados y que ha entrado en tu vida para cambiarla y quedarse contigo para siempre, pero quieres tomar la decisión de recibirlo AHORA, has esta oración de todo tu corazón:
Padre nuestro que estás en los cielos, este día me acerco a ti para proclamar a Jesús como mi Señor y Salvador, te pido que perdones todos mis pecados y que entres en mi vida. Te abro mi corazón para que entres y hagas de mí la persona que tú quieres que sea. Amén
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