sábado, 4 de diciembre de 2010

UNA PROMESA CUMPLIDA

Mateo
Capítulo 08
8:14 Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre.
8:15 Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.
8:16 Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;
8:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias
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Hoy vamos a hablar un poco acerca de este último verso. Si nos damos cuenta en este verso se hace mención del profeta Isaías, y para entender un poco porque se hace referencia de él, aquí esta lo que él escribió:  
Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53:3-5)
Isaías había hablado muchos años antes acerca del Mesías o el Salvador y dio esta palabra o profecía como se le conoce sobre cómo iba a ser tratado El Mesías y lo que haría por nosotros. Lo más importante en esta situación es que Mateo cita este pasaje y nos dice que Jesús le ha dado cumplimiento a esa profecía. En la Palabra de Dios vamos a encontrar muchas promesas, algunas dadas por los profetas en el antiguo testamento y otras que dio el mismo Jesús en el nuevo testamento. Pero, en cualquiera de los dos casos hay profecías que ya se han cumplido y otras que todavía se van a cumplir. Aquí Mateo nos dice: El hecho de que él (El Mesías) se llevó nuestras enfermedades y nuestras dolencias es un hecho cumplido, y se ha cumplido en Jesús. En otras palabras Mateo no solo está confirmando que Jesús es el Mesías que los judíos estaban esperando, sino que además cumplió esta profecía o promesa dada por el profeta Isaías.
La importancia de esto radica en que al igual que Jesús se LLEVÓ nuestros pecados en la cruz, y que ese es un hecho CONSUMADO, quiere decir, que es un hecho terminado, que Jesús no volverá a hacer un sacrificio por nuestros pecados y tenemos libertad para acercarnos a Dios para recibir su PERDÓN, de la misma manera Jesús se LLEVÓ nuestras enfermedades y dolencias y es un hecho CONSUMADO Y Jesús tampoco volverá a hacer otro sacrificio por ellas y tenemos la misma libertad para acercarnos y recibir LA SANIDAD DE NUESTROS CUERPOS.
Si preguntamos a un grupo de personas si creen que Dios puede perdonar sus pecados, tal vez el 90%  o más dirán que si lo creen, pero si le preguntamos al mismo grupo si creen que Dios puede sanar sus enfermedades, muy pocos dirán que si lo creen, o si lo creen no están seguros de que los quiera sanar a ellos. Dirán, Dios puede sanar, pero no sé si querrá sanarme a mí, porque yo hice esto o aquello, hay personas peor que yo, Dios tiene mucha chamba y hasta que me toque a mí y muchas cosas más. Ahí empiezan las excusas, los remordimientos o nos ponemos modernos y hablamos de la ciencia. Y damos gracias a Dios por la ciencia, creemos que Dios la usa para ayudar a las personas, pero, la ciencia sin Dios muy poco puede hacer, mas Dios sin la ciencia hace lo que sea. Dios no tiene problemas con la ciencia o los médicos, el problema está cuando ponemos toda nuestra confianza en ellos y dejamos de lado a Dios. En el segundo libro de Crónicas podemos ver la historia del rey Asa, el cual llega al poder muy joven y enfrenta una guerra totalmente desigual. El tiene un ejército de miles de personas pero le sale al encuentro un etíope con un ejército de millones, y lo único que él dijo fue:
¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas. Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios: no prevalezca contra ti el hombre. (2da. Crónicas 16:7) 
Y derrotaron a ese tremendo ejército, salieron victoriosos aún cuando las circunstancias no les daban muchas esperanzas para vencer. Ahora, muchos años después tiene una situación parecida pero frente a un ejército menos numeroso y en vez de buscar a Dios pagó a otro pueblo para que los ayude en la batalla, y Dios le envía un profeta con un mensaje:
En aquel tiempo vino el vidente Hanani a Asa rey de Judá, y le dijo: Por cuanto te has apoyado en el rey de Siria, y no te apoyaste en Jehová tu Dios, por eso el ejército del rey de Siria ha escapado de tus manos. Los etíopes y los libios, ¿no eran un ejército numerosísimo, con carros y mucha gente de a caballo? con todo, porque te apoyaste en Jehová, él los entregó en tus manos. Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti. Entonces se enojó Asa contra el vidente, lo echó en la cárcel, porque se encolerizó grandemente a causa de esto. Y oprimió Asa en aquel tiempo a algunos del pueblo. (2da. Crónicas 16:7-10)
Dios le había mostrado su poder y lo había ayudado en una circunstancia que parecía IMPOSIBLE de vencer solamente porque él lo buscó y puso su confianza principalmente en Dios y después en el número de sus soldados, pero muchos años después se olvido y pagó a un pueblo para que lo ayude a pelear contra un ejército que ni siquiera era tan poderoso como habían sido los etíopes. Y además, metió en la cárcel al profeta y comenzó a oprimir al pueblo. Al final de su vida vemos que Asa enfermó de los pies y la palabra de Dios dice lo siguiente:
En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos. Y durmió Asa con sus padres, y murió en el año cuarenta y uno de su reinado. (2 Crónicas 16:12-13)
La Biblia dice que este rey fue bueno y que hizo muchas cosas que Dios le había pedido que haga por el bien del pueblo, pero después puso primero otras cosas y dejó de lado a Dios en medio de su enfermedad y durmió, o en otras palabras, murió enfermo. En la actualidad vemos muchos casos perecidos, gente muy buena y con un corazón abierto para las cosas de Dios, pero se olvidan o no saben que Dios también es SANADOR, y ponen su confianza en otras cosas antes que en Dios y mueren enfermos o muy jóvenes.
Dios es nuestro sanador, Él PROMETIÓ que el Mesías se llevaría nuestras enfermedades y dolencias, Jesús CUMPLIÓ esa promesa y al igual que el perdón de nuestros pecados, solo debemos recibir la sanidad de nuestros cuerpos por Fe, solo confiando en que Dios no miente. Si creemos que Dios perdonó nuestros pecados por el sacrificio de Jesús, debemos creer también que sanó nuestras enfermedades y dolencias por el mismo sacrificio.
Si estamos pasando por alguna enfermedad solo necesitamos al SANADOR en nuestras vidas. Dios envió a Jesús para cumplir su promesa y es a través de Él que recibimos todas sus bendiciones. Si tú no estás seguro de tenerlo, nunca le has abierto tu corazón para que cambie tu vida, solo necesitas tomar una decisión.  
Si esta es tu decisión, si quieres hacer a Jesús el Señor de tu vida, Haz está oración de todo tu corazón:
Padre nuestro que estás en los cielos, este día me acerco a ti para proclamar a Jesús como mi Señor y Salvador, te pido que perdones todos mis pecados y que entres en mi vida. Te abro mi corazón para que entres y hagas de mí la persona que tú quieres que sea. Amén

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