martes, 14 de diciembre de 2010

SIGUIENDO LA FE DE ABRAHAM

Romanos
Capítulo 04

4:18 El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.4:19 Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara. 4:20 Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, 4:21 plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido;… 

Abraham es conocido como el Padre de la fe y en este pasaje podemos apreciar un ejemplo claro de porque se le llama así y también podemos aprender cómo debemos actuar frente a una promesa de Dios.
Esto es importante, porque así como Abraham recibió esa promesa de ser Padre de multitudes, nosotros también hemos recibido esa y muchas otras promesas a través de la obra de Jesucristo en la cruz. Pero para alcanzar la promesa dice que él creyó en esperanza contra esperanza, quiere decir que: CUANDO PARECÍA QUE NO HABÍA ESPERANZA, ÉL SIGUIÓ CREYENDO. Solamente confiaba en la promesa de Dios, en la palabra de Dios que le había dicho: “Así será tu descendencia”, no puso su atención en la esterilidad de Sara, ni en el hecho de que ambos eran ancianos y ya no tenían el vigor para procrear. Humanamente parecía imposible que esa promesa se cumpliera, pero él dio algunos pasos que hicieron posible que esa promesa se cumpliera y que nosotros podemos usar para recibir la promesa de Dios cumplida por Cristo en la cruz de que por su llaga hemos sido curados:

1.- Se mantuvo creyendo en la promesa.
Debemos mantenernos creyendo esa promesa, hablar esa promesa en todo momento, la Biblia dice que Dios le cambió el nombre a Abram (Padre excelso) por Abraham (Padre de multitudes), quiere decir que después de recibir la promesa, cuando le preguntaban su nombre, el respondía: Mi nombre es Padre de multitudes, y cuando la gente lo llamaba para cualquier cosa que necesitaran, le decían Padre de multitudes. Él repitió ese nombre tantas veces y escuchó ese nombre tantas veces, que llegó un momento que tuvo que quedarse grabado en su corazón y él confió con todo su corazón en que era: PADRE DE MULTITUDES. Tenemos una promesa que dice que somos sanos por la llaga de Jesús y que el llevó nuestras enfermedades y dolencias en la cruz, y es en lo único que nos debemos enfocar, lo único que debemos hablar, lo único que debemos leer y lo único que debemos escuchar en todo momento. No debemos aceptar ningún pensamiento que diga lo contrario. Es nuestra promesa, Dios lo dijo y es un hecho.

2.- No debilitó su fe mirando las circunstancias que lo rodeaban.
Abraham no dejó que su cuerpo, su edad o la esterilidad de Sara debilitaran su fe, no los considero y siempre se mantuvo viendo a Dios y su promesa. La Biblia dice que debemos andar por fe y no por vista, quiere decir que debemos confiar en Dios y no en lo que vemos, oímos o sentimos. No importa lo que digan los demás, lo que vemos en nuestros cuerpos o los síntomas que tenemos, solo debemos ver a Dios y su promesa.

3.- No dudó por incredulidad de la promesa de Dios.
La duda es una tentación que todos en algún momento tenemos. Pero, no es pecado ser tentados, el pecado es caer en la tentación, así que si vienen pensamientos de duda a nuestra mente, tenemos que TOMAR LA DECISIÓN DE NO DUDAR.  

4.- Se fortaleció en Fe.
Abraham fortaleció su fe DANDO GLORIA A DIOS, alabando a Dios, dando gracias en todo momento porque al seguir estos pasos estaba plenamente convencido de que Dios era poderoso para hacer lo que le había prometido.

Si nosotros seguimos las pisadas de nuestro Padre Abraham, nos puede ayudar mucho en la situación que podamos estar pasando. Él es el Padre de la fe y recibió lo que Dios le había prometido siguiendo estos pasos. Pero es difícil seguir estos pasos, sino tenemos la vida de Dios en nosotros, Si queremos tener al Padre, necesitamos a Jesús, él dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, NADIE viene al Padre si no es por mí.

Si quieres entregarle tu vida a Jesús y recibir la vida de Dios para que él te cambie por completo, solo necesitas tomar una decisión. Si esta es tu decisión, haz esta oración de todo tu corazón:

Padre nuestro que estás en los cielos, este día me acerco a ti para proclamar a Jesús como mi Señor y Salvador, te pido que perdones todos mis pecados y que entres en mi vida. Te abro mi corazón para que entres y hagas de mí la persona que tú quieres que sea. Amén

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